La astilla
La astilla
Tarde o temprano,
ahí estaba,
rebelde a quedarse en la pinotea,
buscando la piel.
Cuerpo extraño, incómodo,
mitad adentro, mitad afuera,
obstinada molestia,
que desconocía el borde
Abrazada a pies pequeños,
dolor pulsante
al ritmo del corazón
y la renguera.
Casi inadvertida,
Se las ingeniaba para inaugurar
un caminar pendular.
La piel sensible, se enrojecía.
Algo pequeño, un pedacito de madera
que mi miopía no disciernía
y supuraba el estallido.
Y sin embargo, ahí estaba.
Estallido - corte - orígenes de la palabra astilla,
Devenires de la apertura de un surco.
En tibetano, shull, huella, sendero.
Algunxs niñxs llegaban así,
con ese dolor incómodo;
otros se enteraban de su molestia jugando en el suelo.
Así, la astilla abría camino en sus pies,
iba y venía,
obligándonos a buscar el rumbo.
¿Qué quería? ¿Hacia a dónde nos dirija?
Durante un tiempo,
ahí estaba,
permanecía con ellxs.
Pie, niñx, astilla
Esperaban inquietantes,
detrás de un vidrio esmerilado,
espiando el caleidoscopio de sombras
que se acercan a su encuentro.
Después de todo,
supongo
querían que abramos la puerta, para ir a jugar.